Entradas

Mostrando las entradas de 2011

Vivir para cortarla

Imagen
DE NOCHE POR LIMA, EN SU ANIVERSARIO. Dos amigos que se reencuentran luego de 20 años emprenden una afiebrada travesía por los bares limeños que marcaron su juventud bohemia y brutal. Un tour embriagante de ternura donde la ciudad nostálgica del ayer y la vital movida nocturna de hoy cohabitan en armonía y a media luz. Por Rubén Barcelli El cubilete de cuero es golpeado una vez más con atemorizante fuerza contra la mesa de fierro forjado con mármol. El juego del cachito, Callao cinco rayas, esa guerra nocturna entre “A” y “B”, se ha extendido demasiado. “A”, celoso, mira el contenido y luego lo oculta detrás de una casita que forma con las manos. Anuncia: —120—. Los ojos vidriosos, pero fijos en su contrincante. —Habla, ¿qué vas a hacer ahora? En vez de responder, “B” enciende otro cigarrillo, el último de la cajetilla, con un fósforo Inti. Luego vierte aceite de oliva sobre un plato de tacu tacu. El lugar está casi vacío, como abandonado, igual que los percheros de las paredes que sob...

Hotel Totora

Imagen
PUNO. UROS Q’HANTATI, EL UNICO HOSPEDAJE FLOTANTE DEL MUNDO . Aquí, en una pequeñísima isla del lago Titicaca, no hay frigobar, televisores plasma ni LCD, tampoco Business Center, pero sus instalaciones son puro lujo artesanal, y su comida, tan autóctona como gourmet. Por Rubén Barcelli Tan solo luces lejanas que titilan en la noche. La ciudad de Puno, allá, a lo lejos, vista desde el universo lacustre del altiplano, pierde total relevancia. —A todos los que se hospedan aquí les pasa lo mismo —dice Wilbert Suaña, miembro de la comunidad Uro y uno de los propietarios del Uros Q’hantati—. Se quedan así como tú, mirando Puno. De pronto, bombos y zampoñas suenan en una de las 36 islas flotantes de los Uros, perdida en la oscuridad. Se inician cantos aimaras. —Están cantando para ti —Wilbert sonríe, como orgulloso—. Cada vez que un huésped llega de noche, jóvenes de otras islas cantan y cantan, para dar la bienvenida. Así te acompañan cuando duermes. Así te arrullan, amiguito. En el exterio...