Crónica. ANTONIO GÁLVEZ RONCEROS EN LA CAMPIÑA
Tanto tiempo esperé para entrevistarlo. Desde aquellas vacaciones en Ocucaje. Era 1995. Me hospedé en una hacienda que se caía a pedazos, en medio del desierto, y la vista solo alcanzaba, en los cuatro costados, montañas terrosas y viñedos sin vida bajo un sol que no dejaba de arder. En una de las habitaciones me intrigó un alto estante con libros muy antiguos, enlomados, de tapas duras y cubiertos de polvo, colocados de forma tan desordenada que en cualquier momento podrían caer al piso. Uno de ellos, un ejemplar ajado de Los ermitaños , yacía oculto en ese caos. Una década después entrevisté al autor de aquel libro entrañable. En el escritorio que ocupaba como editor de una revista semanal de política y actualidad, una mañana apareció un ejemplar de aquel libro (reedición a cargo del Instituto Nacional de Cultura) acompañado de una nota de prensa que pedía a los medios de comunicación darle difusión a aquella obra tan valiosa de la literatura peruana. Estábamos al borde del cier...