José Saramago, Lisboa y el mundo.


EL RETORNO DEL ESCRIBA


En 1992 el gobierno portugués vetó El Evangelio Según Jesucristo, por considerar que era una novela diabólica que penetraba en las heridas más sangrantes de la Iglesia Católica como uno de los clavos que cercenaron la carne del hijo de Dios. Entonces un paciente José Saramago se instaló en España a la espera de que el tiempo le hiciera entender a los políticos que las ficciones nunca, ni siquiera las mejores, pueden convertirse en realidad. Ya de regreso en Lisboa después de hacer las paces con su patria, el Nóbel de Literatura vuelve sobre sus pasos por las solariegas calles que han impregnado su obra, las mismas calles donde conoció a su maestro, el mítico poeta Fernando Pessoa.



¿Por qué no cree en Dios, Don José?
No soy creyente, pero es que ni entiendo cómo alguien puede creer en Dios. Es muy difícil, con los avances científicos actuales...

¿Cómo se imagina entonces el momento de su final?
Cuando llegue mi hora entraré en la nada, me disolveré en átomos, y ya está, como hizo mi perro hace dos meses. Hasta el día en que se termine todo: la Tierra, la galaxia, el Sistema Solar. Eso ocurrirá, y no habrá Dios que nos venga a proteger diciendo: “¿Dónde están esos seres que he creado con tanto amor?”.
¿Cómo fue su formación familiar, su niñez?
Un milagro... si existieran. Soy autodidacta. Mi familia no tenía medios. Ejercí de cerrajero mecánico durante cerca de dos años, con el clásico mono azul y muchos otros oficios. Mi educación literaria se ha hecho en las bibliotecas públicas, porque en mi casa no tenían un solo libro, mi madre era analfabeta. Nada apuntaba a que yo pudiera tener la trayectoria que he tenido.

¿Cuándo empezó a escribir literatura?
Escribí una novela a los 25, y luego nada más hasta que, pasados los 50 años, perdí mi trabajo de periodista en el “Diario de las Noticias” y decidí que era el momento de consagrarme a la escritura. Cuando me preguntan por qué pasé tantos años sin escribir, respondo sinceramente que no tenía nada que decir.

¿Cuáles son los factores más frecuentes en su obra?
Uno muy importante es mi ciudad, Lisboa. He extraído mil historias de las esquinas, los azulejos y los olores de cada calle, pero las más frecuentes son las que implican al poeta Fernando Pessoa.

¿Él fue su mentor, su maestro?
Indudablemente, Pessoa vivió en casi toda la ciudad en departamentos de alquiler, divorciado de su familia y de cualquier otro arraigo. De joven, leí una oda suya que marcó mi vida.
¿No cree que sus libros están impregnados de demasiadas ideologías?
La religión católica no es ideología, si a eso se refiere. Las convicciones prosistema no lo son. Sólo es ideología si eres marxista o comunista. Yo me siento querido por la gente, pero hay un sector al que le duele que venda tanto. Algo les digo: en la naturaleza hay árboles que crecen poco porque pertenecen a una especie diferente, pero la secuoyas no son mejores que los olivos ni viceversa.

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