De la fantasía milenaria irlandesa y otros mitos contemporáneos
Un acercamiento al sexto número de Ginebra Magnolia, revista de literatura irlandesa
Pocas veces una revista peruana de literatura especializada recoge de manera tan destacable el pasado y presente de la literatura irlandesa y su relación con la mitología celta, su folklore y sus creencias religiosas, como Ginebra Magnolia. En su sexto número, Ginebra nos entrega una edición dividida en cuatro partes cronológicas y evolutivas.
La parte uno, De la mitología celta, nos remite desde las primeras invasiones a la isla de Irlanda y la influencia perpetua de los celtas en el imaginario popular irlandés -sus cuentos y dogmas milenarios, tan fantásticos como remotos-, hasta un perfil de Amorgen, el primer poeta irlandés del cual se tiene conocimiento. Destacable el artículo de Reinhard Huamán Mori que abre la revista, La mitología celta y el ciclo, una aventura que sirve de zócalo para lo que vendrá después.
Pero la sección más interesante y valiosa es la segunda, Del imaginario popular irlandés, porque se aleja de lo académico para acercarse a la fantasía: reproduce relatos seductores como el País de la Juventud, cubierto por un robusto y oscuro bosque, donde la edad y la muerte no existen como tampoco las lágrimas y las carcajadas. También nos detalla a las brujas celtas que intentaban aniquilar a los forasteros que osaban visitar sus dominios haciéndolos atravesar por furiosas tempestades. Y, sobre todo, advierte el concepto de las hadas, tan deslumbrante como enigmático: “ángeles caídos que no fueron lo suficientemente buenos para poder salvarse, ni tampoco lo suficientemente malvados como para ser condenados”. La sección concluye con poemas de William Butler Yeats -primer premio Nóbel de Irlanda- y Samuel Ferguson, el primero en dar a conocer, tanto a los ingleses como a los irlandeses desconocedores de su idioma ancestral, el ciclo épico de las hazañas de Cuchulain y Deirdre.
La tercera y cuarta parte, llamadas De la poesía irlandesa contemporánea y De los apéndices, respectivamente, son sólo la confirmación de la calidad de esta publicación empujada reciamente por estudiantes universitarios de literatura. Esfuerzo que merece mejores ilustraciones pero que en términos de redacción y cuidado de la edición es impecable.
Rubén Barcelli
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